
Hasta 11 de los jugadores del torneo profesional resultaron ser tramposos, lo que se ha traducido en su prohibición indefinida y también en la eliminación de todos sus reconocimientos profesionales y premios.
El escándalo ha sido verdaderamente desolador en Corea, y es que en el país asiático la fiebre StarCraft está tan arraigada en la cultura popular que los encuentros de esta liga incluso son televisados.
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